Terrores en la noche

No logro recordar por qué me sucedía, pero sí recuerdo la escena que se repitió muchas veces: después de varias horas, ¿minutos?, dormida algo me despertaba aterrorizada. Mi pequeño cuerpo reaccionaba a algo invisible, pero real, muy real, por lo menos para mi también pequeña mente. Y yo gritaba.

Era terror puro. Terror nocturno es como denomina la psicología a estos eventos que perturban el sueño, con pesadilla incluida, aunque no la recuerdes. Te aprisiona el miedo, se te ocurre que algo malo pasa o está a punto de suceder y, tal vez como yo, en tus gritos semi despierta o medio dormida, llamas a alguien.

En mi caso, mi voz de niña llamaba a mi padre. Resuena en mi memoria el alarido, sentada ya en la cama: ¡Papi! ¡Papi! Mi papá aparecía corriendo por el pasillo desde su recámara. Me hablaba, me calmaba, me aseguraba que todo estaba bien. Yo le creía, el terror se esfumaba, y me volvía dormir. Hasta la siguiente vez que el miedo me acosara desde una oscuridad sin origen, sin origen registrado en mis recuerdos.

Sé de muchos adultos con recuerdos, o niños sin ellos, que han acudido a consulta profesional para sacudirse el miedo, ese miedo que despierta en la noche. De hecho, siguen sumándose insomnes, pesadillas nocturnas, sonámbulos, y un largo etcétera de trastornos al dormir. ¿Cómo desaparecieron de mis noches? No lo sé, tampoco lo recuerdo. Han pasado tantos años y mi mente no levanta la huella inicial. Pero ya no grito de noche.

El gran avance en mi vida ocurrió cuando el lugar del miedo fue ocupado por un nuevo inquilino: el amor. La Biblia dice que Dios es amor, y que Su amor erradica el temor. #1 de Juan. Y no hay mejor descripción para mí que es. No hubiera podido vencer por mí misma esa sensación paralizante, esa angustia de ahogo, esa desesperanza.

Probablemente, algo muy feo me sucedió. ¿O tal vez el miedo se coló en mi mente a través de una historia ajena? ¿O por medio de imágenes de la televisión o cuentos de brujas? No sé, pero el miedo era real y sus efectos también.

Recibir de Dios consuelo, amor, esperanza, saber que Dios no necesita correr por un pasillo para garantizarme Su cuidado, sino que Él está conmigo, que Su presencia me cubre, me llena de paz. Ahora, cuando mi alma grita angustiada, no necesito que se enciendan las luces o cambien las circunstancias; mi seguridad no proviene de lo externo, proviene de Él. Y Él es inmutable, Roca segura, amparo y refugio, Amor perfecto para mí.

Erika Harris

Un comentario en “Terrores en la noche

  1. Es la experiencia de muchos, y puedo asegurar que solo cuando apareció Jesucristo el miedo se fue. Gracias a Dios por Él,
    Gracias Erika por compartir tu experiencia.

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